Los mitos existentes en el imaginario social respecto de la vacunación pueden atentar contra una correcta inmunización y, por consiguiente, poner en riesgo a millones de personas que podrían evitar el padecimiento de enfermedades prevenibles. Derribar esos mitos son de los objetivos de la Semana de Vacunación de las Américas que inició el pasado domingo.
En Venezuela la meta es aplicar 3.275.786 de dosis de polio oral a niños en edades que oscilan entre los 2 meses y 6 años y 2.720.629 de dosis de triple viral a infantes entre 1 y 6 años.
En total, se aplicarán 11 vacunas para 14 enfermedades, entre las que destacan la trivalente viral (sarampión, rubéola y parotiditis) y pentavalente (difteria, tétano, tosferina, hepatitis B y meningitis) y las vacunas para las neumonías.
Para llevar a cabo estas jornadas de inmunizaciones, el Ejecutivo habilitó 6.175 centros de salud en todo el país, en tanto los puestos estarán abiertos de lunes a viernes, de 8:00 de la mañana a 4:00 de la tarde.
Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS), consciente de la importancia que supone para la población contar con el esquema de inmunizaciones necesario para evitar enfermedades infecto-contagiosas, elaboró un listado de ficciones y realidades acerca de la vacunación, que se presenta a continuación:
N°1: Las vacunas no son necesarias, debido a que con una buena higiene y servicios sanitarios adecuados las enfermedades pueden evitarse
Falso: Las enfermedades contra las cuales se vacuna regresarán si se detienen los actuales programas de vacunación. Si bien una mejor higiene, el lavado de manos y el acceso al agua potable protegen a las personas de las enfermedades infecciosas, muchas infecciones pueden diseminarse sin importar cuan limpia sea una persona.
N°2: Las vacunas causan autismo
Falso: No hay ninguna evidencia médica científica que sugiera que existe un vínculo entre la vacuna y el autismo. En 1998, un artículo en una revista generó preocupación en torno a un posible vínculo entre la vacuna contra las paperas, el sarampión y la rubeola, y el autismo. Pero luego se descubrió que el estudio era un error, y finalmente la revista que lo publicó retiró el artículo.
Desafortunadamente, la publicación inicial tuvo un impacto negativo sobre las tasas de vacunación, lo que dio lugar a sucesivos brotes de las enfermedades contenidas en la vacuna contra sarampión, rubeola y paperas.
N°3: Las vacunas no son útiles en las personas adultas
Falso: Nunca se es demasiado grande como para no beneficiarse de la aplicación de las vacunas. Muchos piensan que las vacunas que han recibido siendo niños los protegerán para toda la vida, pero la inmunidad se desvanece con el tiempo y, además, con el paso de los años las personas se vuelven más susceptibles a muchas enfermedades (como la gripe, por ejemplo).
Por otro lado, hay vacunas que no existían cuando muchos adultos eran niños. En la actualidad la protección a través de la vacunación es importante para proteger a adultos de enfermedades como la rubeola, el sarampión, la hepatitis B, la gripe, la enfermedad neumocócica, el virus papiloma humano (VPH), el tétanos, el herpes zóster o culebrilla.
N°4: La combinación de vacunas para difteria, tétanos y tosferina (tos convulsa) y la vacuna contra la poliomielitis pueden causar el Síndrome de Muerte Súbita del Lactante
Falso: No existe ningún vínculo causal entre la administración de vacunas y el Síndrome de Muerte Súbita del Lactante. Sin embargo, estas vacunas, como la que se coloca contra la difteria, el tétanos y la tosferina se administran en bebés en edad en que pueden sufrir ese síndrome, que puede ocurrir independientemente de que sea o no vacunado.
N°5: No existe motivo para ser vacunado ya que muchas de las enfermedades prevenibles a través de vacunas están prácticamente erradicadas
Falso: Si bien las enfermedades prevenibles mediantes vacunas se han vuelto infrecuentes en muchos países, los agentes infecciosos que las causan siguen circulando en algunas partes del planeta. Existen dos razones clave para vacunarse, protegerse uno mismo y proteger a las personas que nos rodean.
N°6: Darle a un niño varias vacunas a la vez puede incrementar el riesgo de que desarrolle efectos secundarios asociados a la vacuna, como resultado de una sobrecarga del sistema inmunológico
Falso: Las evidencias científicas muestran que dar varias vacunas a la vez no tiene ningún efecto adverso sobre el sistema inmunológico de los niños. De hecho, los niños en su vida cotidiana están expuestos a cientos de sustancias que todos los días generan alguna respuesta del sistema inmunológico.
N°7: Es mejor desarrollar inmunidad contra las infecciones enfermándose que a través de las vacunas
Falso: Las vacunas interactúan con el sistema inmunológico para generar una respuesta inmune similar a la que produce una infección natural. Pero con la diferencia de que no causan la enfermedad ni ponen a la persona en riesgo de desarrollar sus potenciales complicaciones.
El querer ser inmunizado contrayendo naturalmente la infección puede tener graves consecuencias: desde defectos congénitos producto de la rubéola, cáncer hepático causado por el virus de la hepatitis B o incluso la muerte en el caso del sarampión.
N°8: Hay vacunas que contienen mercurio, lo que es peligroso para la salud
Falso: Algunas vacunas contienen timerosal, que es un compuesto orgánico que contiene mercurio, y que es utilizado como conservador. Sin embargo, no existe ninguna evidencia que sugiera que cantidad de timerosal utilizado en las vacunas posea algún efecto nocivo para la salud.
N°9: La mayoría de las personas que enferman han sido vacunadas
Falso: Ninguna vacuna es 100% efectiva, pues siempre hay un pequeño porcentaje de personas vacunadas que, por razones individuales, no desarrollan inmunidad a pesar de la vacunación. Sin embargo, ese porcentaje es sólo de entre el 5% y el 15%.
N°10: Enfermedades como el sarampión, las paperas o la varicela son parte normal del crecimiento
Falso: En todos estos casos se trata de enfermedades que pueden progresar hacia formas muy severas, que incluso pueden poner en peligro la vida de quienes las padecen.