
El genuflexo Alan García y la entrega de la Amazonía peruana
Por: Jesús Antonio Navarro
Carlos Marx: La pólvora continúa siendo pólvora, indistintamente que se le emplee para herir a un hombre o para restañar sus heridas
El prosternado Alan García y su gobierno del conjuro, aspiran antes de irse terminar de entregarle la soberanía peruana a las trasnacionales de la madera, la minería y los hidrocarburos, vendiendo en su agónico y demagógico discurso una sociedad peruana desarrollada de la misma manera que hace años atrás lo hizo; no cabe duda, los demagogos y sus discursos resuelven el más espinoso entuerto, literalmente hablando, eso cree hacer el híbrido adeco-copeyano gobernante en la hermana República de Perú.
Promete nuevamente al pueblo peruano la solución a “males” que según él, milenariamente lo han acongojado, para ello necesita entregar
Un sin oficio podría decir que Alan García, es hijo de CAP- el gocho y por eso habla así.
Una de las cosas que se puede observar en el señor García es la apreciación casi exacta del comunismo, cuando lo define como antiimperialista, lo que si no es cierto es cuando deja colar que los comunistas incitan a los indígenas a reclamar lo que según García, no les pertenece porque ellos son apenas cuatrocientos mil seres desperdigados por toda
Para el presidente García hay dos tipos de neoliberales, los neoliberales más radicales, los que según él se refiere a esos inversionistas rapiña, que dejan todo hecho un desierto luego de haber conseguido montañas; y otro neoliberal más “timorato” es el que trae progreso y desarrollo a los pueblos salvajes donde por supuesto están ubicados los habitantes de
Razón tienen los gobernantes de los países dominantes al inventar cumbres, elaborar protocolos que al final ni firman y mucho menos cumplen; para qué cumplirlos, si tienen defensores en los países donde aún les queda reservas naturales suficientes para que las superpotencias puedan sobrevivir unas cuantas décadas más, antes de la extinción del planeta, gracias a la emisión de sus gases de invernadero y al uso de armas de destrucción masiva y de los experimentos nucleares que hacen a espaldas de los pueblos.
Alan está preparado para la despedida que han de hacerle sus amigos del conjuro, en contra de la dignidad de los pueblos originarios, en este caso, toca a los del Perú:
Ellos, los “socialdemócratas” y sus aliados, de seguro lo extrañarán, tanto que no sabemos si el Dr. García, optará por Juanes u otros artistas que no le vengan con esas teluridades a distraerlo de su paz conseguida luego del largo trajinar entre humus y el laberinto idiomático de los pueblos ancestrales, celosos milenarios de la sabiduría y la riqueza guardada en
Todo esfuerzo merece su reposo, el objetivo de exterminar a estos pueblos y creencias, hasta lograr su “civilización”, va más allá del memoricidio, García está sentado sobre fuego y pensar que todo eso encierra haberse creído, que los preservadores de millones de hectáreas de