
Lágrimas, llanto, nostalgia y hasta molestia fueron algunas de las expresiones mostradas por quienes se acercaron este viernes al centro de Caracas a despedir al diputado por el Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv), Robert Serra y a su compañera sentimental, María Herrera.
El área entre las esquinas Bolsa y Padre Sierra, en el centro de Caracas, se hizo pequeña para recibir a la multitud que se colmó a las afueras del Palacio Federal Legislativo con la intención de acompañar el cortejo fúnebre hasta el Cementerio General del Sur, ubicado en la parroquia Santa Rosalía, donde reposarán los cuerpos de los revolucionarios asesinados el pasado miércoles.
Pasadas las 3:00 de la tarde, tras un merecido homenaje, desde la Asamblea Nacional fueron sacados los féretros de los dos jóvenes cubiertos con la bandera de Venezuela que siempre defendieron. En cuestión de segundos, el tricolor patrio dejó de verse al ser arropado por rosas blancas, margaritas y lirios arrojadas por el pueblo.
En coro se proyectaban las consignas: "¡Justicia, justicia, justicia popular!" y "¡Viva Chávez, viva Robert Serra!". Era el pueblo pidiendo se de con los responsables de este hecho.
Una marea de camisas rojas emprendió camino desde la Asamblea Nacional. Sin importar el sol, la lluvia o el largo camino, con globos de colores en mano, marcharon hacia el sur de la avenida Baralt, tomaron la avenida Lecuna, empalmaron con la Fuerzas Armadas para dirigirse a la Nueva Granada y finalmente llegar hasta el camposanto donde despidió a Serra y Herrera.
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