por Bearneily Toro
Hace 66 años, en Colombia se cortó de tajo el tallo floreciente de una propuesta política liberal, moderna -aún en la actualidad- y popular, sobre todo popular; se trata del pensamiento revolucionario del "Jefe": Jorge Eliécer Gaitán.
El 9 de abril de 1948, a la 1:05 de la tarde, tres disparos seguidos y uno rezagado se escucharon en la carrera Séptima de Bogotá; segundos después, Jorge Eliécer Gaitán "estaba demudado, los ojos semiabiertos, un rictus amargo en los labios y los cabellos en desorden, mientras un hilillo de sangre corría bajo su cabeza".
Así describió la escena Plinio Mendoza Neira, amigo de Gaitán y militante del partido Unión Nacional de Izquierda Revolucionaria (UNIR), quienes momentos antes había compartido un almuerzo con Alejandro Vallejo, Jorge Padilla y otros compañeros liberales.
El responsable del asesinato fue identificado, posterior a su linchamiento, como Juan Roa Sierra, un joven obrero sin trabajo, según lo pinta el autor Miguel Torres en su libro "El crimen del siglo".
Lo que no se imaginaba Roa es que tras la dosis de pólvora que propinó a la humanidad de Gaitán, se desataría una andanada de violencia que dejó innumerables muertos y una ciudad incendiada. La revuelta que partió en dos la historia colombiana fue denominada como "El Bogotazo".
"La revuelta contra el brutal desenlace de Gaitán y contra el gobierno conservador de Mariano Ospina dejó cientos de muertos, así como una ciudad destruida y saqueada", describe Arturo Alape en su libro "El Bogotazo: Memorias del olvido".
Limpiabotas, carpinteros, campesinos, el pueblo colombiano en pleno, al que denominaban "la chusma", se rebeló en contra de la opresión que el gobierno conservador de Ospina mantenía desde hace meses contra los liberales que apoyaban a Gaitán.
Las consecuencias reales de "El Bogotazo" las relata Gloria Gaitán, hija del líder colombiano, en una carta pública que dirigió al actual presidente Juan Manuel Santos en 2012.
La misiva relata cómo el asesinato de su padre dio paso a una "arremetida violenta contra ellos (gaitanistas), por ser sus partidarios. Fue entonces cuando el pueblo se vio obligado a internarse en el monte para salvar sus vidas, armándose inicialmente de machetes y pistolas de fisto, siendo ésta persecución oficial el germen de las futuras guerrillas", que se convertirían en las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN).
Incógnitas y traiciones
Tras más de seis décadas, la implicación de Roa y un posible autor intelectual son circunstancias que aún están plagada de incógnitas. Para el momento del magnicidio acusaban a los comunistas y a agentes extranjeros como responsables del hecho.
Entre tanto, continuaban las negociaciones entre la dirección nacional del partido Conservador y el ala derecha del partido Liberal, hasta que el 18 de abril en la madrugada firmaron el Pacto de Tregua.
"Se crea el Frente Nacional, donde los dos partidos acordaron que durante 20 años se alternarían la Presidencia y se repartirían por mitad el gabinete, las gobernaciones y el Congreso, lo que ocurrió hasta 1968 (...) para la época, ya el país estaba enguerrillado", reseña Alape.
La efervescencia de Fidel
Luego del ameno almuerzo, la agenda de Gaitán marcaba una cita con un joven estudiante de Derecho de origen cubano de nombre Fidel Castro, a quien le concedería una entrevista en el marco del Congreso de las Juventudes Latinoamericanas, el cual no se instaló.
La cita nunca se concretó, pero la efervescencia del joven de 21 años hizo que se sumara a la agitación en la que estaba envuelta Bogotá.
"Yo lo que hice fue sumarme a un levantamiento popular. Por vocación, por principios, por simpatía revolucionaria", relató el líder cubano a Alape, años después.
En esa oportunidad, evocó la "impresión realmente buena" de Gaitán. "La tuve de la conversación con él; un hombre con su tipo indio, sagaz, muy inteligente, la tuve de sus discursos (... ) de un orador virtuoso, preciosista del idioma y además elocuente. La tuve porque se identificaba con la posición más progresista del país y frente al gobierno conservador. La tuve como abogado también, por lo brillante que era".
"¡A la carga, pueblo!"
"Pueblos, por vuestra victoria moral ¡a la carga!, por la restauración moral ¡a la carga!, por vuestra victoria ¡a la carga!, por la derrota de la oligarquía ¡a la carga!", con este enérgico fragmento finalizó su discurso el "Caudillo del pueblo" durante el lanzamiento de su candidatura liberal a la presidencia para las elecciones de mayo de 1946.
Nacido el 23 de enero de 1903, en el popular barrio de Las Cruces, de Bogotá, era hijo de Eliécer Gaitán Otálora, liberal radical, y Manuela Ayala de Gaitán, maestra de escuela. Fue el mayor de seis hijos.
Descrito por Miguel Torres, en su libro, como "un hombre vestido con traje impecable, de mediana estatura, fornido, de piel cobriza y de pelo negro, liso, peinado hacia atrás con la raya hacia la derecha. Su sola presencia imponía respeto. Tenía una voz firme, nasal, metálica, modulada con su peculiar acento de rolo del barrio Egipto (donde creció)".
Pero lo que realmente resaltaba en Gaitán era su verbo fulgurante y una visión de izquierda apoyada por la mayoría colombiana, propuesta que logró una voz sonante durante las elecciones legislativas de 1947, en las que logró una mayoría indiscutible con 35 senadores liberales (22 gaitanistas-13 directoristas) y 28 conservadores.
Para 1948, el año de su muerte, el líder colombiano tomó las riendas del partido Liberal y se perfilaba como presidente de la República gracias a su "Plan Gaitán", que reformaba la política de Estado en beneficio de las masas.
Durante esos meses organizó varias marchas. Entre las más conocidas se encuentran la "Marcha de las Antorchas" y la "Marcha del Silencio", en esta última elevó una plegaria al presidente Ospina para que cesara la violencia y la persecución.
Días antes de su asesinato, recibió el título de honoris causa en Ciencias Políticas de la Universidad Libre y el día anterior a su muerte, presentó su último caso legal: la absolución del teniente conservador Jesús Cortés, un militar acusado de la muerte del periodista Eudoro Galarza Ossa, conocido caso que conmocionó el acontecer nacional de la época.
Tras la fatídica tarde del 9 de abril, la familia Gaitán decidió no hacer un funeral tradicional al cuerpo del líder colombiano, en gesto de protesta hasta que el gobierno de turno cayera. No lo enterraron en el cementerio sino en la que fuera su última residencia en Bogotá, convertida en la actualidad en la Casa Museo Jorge Eliécer Gaitán, un sitio de acceso público.
El legado de Gaitán, como hombre que escuchaba la voz del pueblo y que mostró a la Colombia oprimida una luz de libertad, sigue vigente, y queda demostrado con los innumerables monumentos que los colombianos han dedicado a su nombre, pero lo realmente significativo no son los monolitos de concreto sino la trascendencia de su lucha.
Bearneily Toro AVN
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