
Nadie conoce mi rancio nombre
Mis amigos lloran entre barrotes de agua
Incinerándose en las noches
Alcatraces gigantes piden a grito las mañanas
En algún rincón
en esta casa
construida sobre escamas
y piedras de mar
deben esconder el papiro
que guarda los secretos de mi infancia
Aquí aprendimos a no escupir en la arena
Donde duendes MORREÑOS
Dejan sus agónicas pisadas
En esta ágora
Fabricamos cruces de sal
Pugnamos con las sombras
Que atacaban a CHALINGO
Ahora no podré inventar excusas
trastocaré mis sueños
removeré el horizonte
correrá sangre
beberemos cervezas
bañaremos nuestro cuerpo con lodo
De una ROKCOLA vieja
escucharemos un bolero
Jamás nos derrotará la infamia
Jesús Antonio Navarro
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